Hablar del Comedor de HDM es hablar de un lugar de Esperanza, un espacio que regala un rayito de algo, de paz, de armonía y también de alegría. Sobre todo un lugar donde juntos podemos crecer y ayudarnos los unos a los otros.
Una pequeña comunidad de diversas ideas y manías, del que pese a las dificultades, hemos llegado a algo, a la sincronía con algunos cuantos. Llegando a ser parte de una familia, donde en conjunto logramos brindar una mano amiga al otro.
Al empezar la jornada y al preparar la rica sopa, unos lavan los alimentos, otros pican, otros preparan, otros sirven, otros llevan y otros traen. Un grupo aparte se encarga de limpiar el lugar, arreglan los espacios, ponen los banquitos y al finalizar recogen, limpian la mesa y barren. Acostumbramos a que cada uno debe lavar su propia taza y su vaso, de manera que puedan de alguna forma u otra ayudar. Las historias más bonitas surgen con todos esos abuelitos que gracias a la situación actual de nuestro país, con dificultad pueden llevar una verdura para colaborar y de allí les salió el ingenio de crear un pequeño huerto para sembrar algunas cosas.
Este lugar está lleno de sorpresas y descubrimientos; mientras unos comen plácidamente, otros cuidan con celo el lugar, cuidan que no se meta un extraño. Hemos aprendido valores que pretendemos siempre recordar, porque aquí cada uno antes de despedirse debe hacer algo. Llevar algo. Lo mejor es que lo hacen con el corazón en la mano y agradecidos siempre de poder colaborar y dar lo mejor de sí. Ellos quieren formar parte, sobre todo los niños, quienes diariamente asisten y ayudan dentro de sus posibilidades, además de regalar alegrías y esperanzas.
Si tienes algo que donar para este gran proyecto, por favor contáctate con nosotros.